ERES, Y NO ERES…
Eres como los rayos del sol que abre la mañana,
en este mundo de poesía que es un sueño;
y no eres el “crespúsculo” de ilusión, ni la nostalgia,
ni la vespertina soledad que puebla tu alma.
Eres el brillo del nuevo universo que va llegando
sobre un “abismo azul”, tejido en el silencio;
y no eres “el clamor de la distancia” que te oprime,
al “soñar penumbras de luz”, queriendo “serlo todo”.
Eres como una “llama sagrada”, quemando, “entre fuegos”,
la palabra sin voz y el deseo sin aliento y sin estrellas;
y no eres un “viaje astral” hacia la ceguera y la nada,
ni el silencio como sinónimo de inexistencia en la “nirvana”.
Eres como los “pétalos de letras”, en el “iris del silencio”,
brotadas desde esa “pureza de conciencia” que valoras;
y no eres el “talismán secreto” que sólo vive de recuerdo,
pues en tu corazón está lleno el “sueño de amor eterno”.
Y si caminas por “el sendero del silencio”, llegarás muy hondo,
hasta tu centro, donde brilla el amor que es llama encendida,
y quedarás “en su lazo de luz”, con el “elixir” de tu “alma”,
elevada hasta la luz eterna y abrigada por los “albores ancestrales”;
y, allí, “tras las dunas” que hay en el desierto de este mundo,
en “el abismo de un edén” puedas vivir tu divino origen,
y descubrirte como eres: llena de amor cual “ánfora del cosmos”,
hasta dormir en los “racimos de luz” y de amor que tiene la vida.
Flaminio Benítez Ortiz
